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LO QUE LA GENTE QUIERE OÍR

Hoy me he levantado inspirada con ganas de hablar sobre un tema que me ronda la cabeza hace mucho tiempo…

¿Te suena la frase de: “¡Se ha comido toda la vida y no ha pasado nada!”? Pues, independientemente de cómo hayamos salido nosotros o nuestros familiares con la alimentación que hemos/han recibido, que no justifica nada… Debemos pensar en lo mejor que tenemos ahora que lo sabemos y tenemos información actualizada.

Muchos profesionales de la salud intentamos constantemente y día a día desmontar mitos alimentarios sobre lo que «engorda» y lo que no, dando datos científicos, añadiendo información al mundo de las redes sociales en el que tanta información diferente se mueve, promoviendo la salud no solo física sino mental, no obsesionarse, no contar calorías ya que no es lo único a tener en cuenta, hablar de calidad nutricional, pensar en el futuro y la salud de nuestros pequeños, fomentar educación nutricional para que nuestros niños crezcan sanos y fuertes…

¿Por qué esa reticencia a lo nuevo?

Pues yo creo que es porque cada vez hay más y más información nueva que contrastar y eso es mucho trabajo. Cada día hay un nuevo artículo sobre la nueva fórmula quemagrasas: agua tibia con limón en ayunas, miel y canela, aceite de coco en el café, pastillas de no sé qué, el ejercicio no sé cuál… No sé cuántas cosas habré leído (y reconozco que en su momento, probado) sobre cómo derretir la grasa, cuántos programas mágicos sobre cómo perder peso de forma definitiva sin esfuerzo. Vídeos, programas, tutoriales, anuncios y otros constantes bombardeos sobre la pérdida de grasa o peso.

Sintiéndolo mucho, esto es justamente lo que la gente quiere oír. Siempre se tiene la esperanza de que finalmente llegue ese nuevo artículo y me sirva por fin para eliminar la grasa o peso de forma fácil, rápida y gratuita (aunque generalmente se está dispuesto a pagar lo que haga falta si va a ser fácil de sobrellevar y eficaz).

No se quiere entender que es mucho más sencillo de lo que nos venden porque así somos las personas, complicadas en nuestra mente. ¿No será más fácil proponerse comer más verdura y más fruta, llegar al aporte justo de proteínas que necesita cada uno para mantener y potenciar sus músculos , moverse más, beber más agua y repetir una y otra vez hasta crear un hábito y deje de resultar algo complicado?

Pues a pesar del constante esfuerzo de muchos profesionales, primero en formarse en una carrera o un técnico superior, luego en especializarse con algún máster y más tarde en actualizarse constantemente para poder dar la información de la forma más clara, concreta, científica y rigurosa…

Parece que mucho de este trabajo se tira por la borda en cuestión de segundos cuando ciertas personas que por su fama (¿cuántas actrices, futbolistas, cantantes, etc. promocionan comidas/suplementos maravillosos o peor aún, comida basura, para supuestamente estar como están?) o por su formación (en medicina generalmente o asociaciones españolas de pediatras, de la fundación del corazón, etc.) desmontan todos estos pilares fundamentales que hoy en día deberían ser incuestionables.

Hay doctores que igualan el arroz al azúcar. La asociación española del corazón avala unas galletas para el colesterol por su 1% de betaglucano independientemente de su 21% de azúcar. ¡Ostras! ¡Pero si lo dice un doctor, tiene que ser real!

La gente les respeta porque es una carrera dura y de muchos años que necesita una especialización posterior… ¿Y qué profesión sanitaria no? En la sociedad actual seguimos con una mentalidad un poco retrógrada en muchos aspectos, y más en España…

Si bien, el quid de la cuestión es… que nos creemos lo que nos interesa. Así de claro.

La gente no quiere creer que el exceso de azúcar es perjudicial para la salud porque no quieren prescindir de él, la gente no quiere tener que estar mirando constantemente etiquetas, la gente se ríe o mira raro a otras personas que sí lo hacen y esto sirve de excusa a muchos para no hacerlo, la gente no quiere caminar a los sitios porque está muy cansada con el estrés y el tipo de vida que lleva, la gente se aburre de comer alimentos “sanos” pero es que no quieren tener que darle un poco a su creatividad para pensar formas de hacer su comida divertida o gustosa, la gente no quiere tener que buscar en diferentes mercados o supermercados porque nadie tiene tiempo suficiente (me viene a la cabeza el refrán de “El que no tiene tiempo para cuidar su salud, algún tendrá que tener tiempo, dinero y paciencia para cuidar su enfermedad.”).

La gente quiere resultados mágicos, inmediatos, gratuitos y sin esfuerzo. Y de esto se aprovecha la industria.

Pero… ¿de quién es culpa entonces? La información está ahí, en todas partes. Quién no la busca y no la estudia, quien no la asimila y no la entiende es porque no quiere.

Es más fácil autoengañarse, es psicológicamente muy comprensible. Se trata de una estrategia de economía mental: si no me lo creo o si no busco o si no me informan y me lo dan claramente mascado, no tengo porqué saberlo, ni entenderlo ni aplicarlo y por lo tanto, soy libre de culpa y no tengo que machacarme día a día con que tengo que comer mejor, caminar más o beber más agua.

Por otro lado, hay también muchas personas que sí intentan buscar, entender, informarse correctamente y les llegan mensajes contradictorios constantemente gracias a los medios de comunicación que solo buscan sensacionalismo y a las personas que se dedican a mantener los mitos que han oído o creen saber a ciencia cierta por ver que les funcionaba a X persona:

  • X alimento engorda. X alimento adelgaza. (Nada engorda ni adelgaza, todo depende del balance total de calorías y macronutrientes adaptados a tu gasto energético en tu estilo de vida)
  • El zumo de bote sabemos que es malo aunque si es sin azúcares añadidos ya está solucionado el problema… O mejor un zumo natural recién exprimido que es natural de la fruta… (Pero no, porque le quitas la fibra y las vitaminas y solo dejas la fructosa de la fruta sacándola de su matriz)
  • Los cereales integrales fitness son sanísimos (mira los ingredientes a ver cuántos entiendes y cuánto azúcar y grasas contienen)
  • Leche sí o leche no? entera, semi o desnatada? (dependerá de qué tipo de vida llevas y tus necesidades)
  • La leche vegetal es mucho más sana (miremos el % azúcar a ver… y de la cantidad de frutos secos ya ni hablamos)
  • Yogures enteros o desnatados (depende de sus ingredientes y el % de azúcar si es de la propia leche o añadido)
  • Embutido de pavo sí o no (¡mira la etiqueta a ver el % de pavo!)
  • Pan blanco es el demonio pero el integral es buenísimo y no engorda nada (¡mira la etiqueta a ver si es integral! Aún así no quiere decir que no contenga los mismos hidratos de carbono)
  • Ahora todos los químicos todos son lo peor…
  • Todo ecológico o no se puede comer nada…
  • Come sin gluten que causa X enfermedades…
  • Mejor 5 comidas… No, mejor ayuno intermitente… (¿no será más fácil que hagas las comidas que tú necesitas en función del hambre que tengas?)

Y así podríamos hacer una lista hasta el infinito… Se reciben mensajes contradictorios constantemente. Hay demasiados intereses ocultos de por medio, de eso no hay duda. Pero a nivel social, el fenómeno que veo más claro es que somos una sociedad muy cómoda.

O me lo das todo clarito o yo no voy a ponerme a leer etiquetas y a buscar información o artículos científicos porque yo me dedico a lo mío y tú has estudiado esto pues es tu trabajo o tú que estás expuesto en las redes sociales hablando de esto, tienes que informarme…

Bueno, pues a estas personas quiero invitarlas a reflexionar: Solo mi salud depende 100% de mí. ¿De quién crees que depende la tuya?

Quiero aclarar… Que, por supuesto, estoy generalizando, pero es lo que veo a mi alrededor y sobretodo desde que gracias a las redes sociales puedes llegar a tanta gente.

Cada vez hay más personas preocupadas por temas de salud alimentaria pero seguimos siendo los raros los que cuidamos lo que comemos, los que buscamos información para saber qué hacer con ella pero se nos tilda de obsesionados y extremistas cuando la intención es promover todo lo contrario…

Come sano la mayor parte del tiempo y sé flexible para encontrar tu propio equilibrio en todo este mundo lleno de contradicciones y ambigüedades.

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